lunes, 19 de abril de 2010

La Cruz de Mayo

Santa Cruz del Norte fue fundado por 4 familias de pescadores canarios y oriundos de Santa Cruz de Tenerife y por ese motivo, se decidió realizar la primera misa el 3 de mayo de 1714, dia de la Fiesta de la Invención de la Santa Cruz, según el calendario católico Romano vigente a la sazón. Estas fiestas conmemoran el hallazgo en el siglo IV de nuestra era de la Vera Cruz, donde fue ejecutado Jesús de Nazaret.
En la época colonial no existen apenas sugerencias de la realización de fiestas en esta zona, probablemente porque Santa Cruz era solo un punto de embarque de los productos de la zona y el servicio religioso centraba su atención en la cabeza del Condado de Jibacoa e incluso en la Emita de San Matías de Rio Blanco, donde existía la autoridad y los medios para realizar las ceremonias básicas del Culto: Bautismos, Comuniones, Confirmaciones y Enterramientos.
En Santa Cruz la costumbre hasta fines del siglo XIX, era que accediera un sacerdote casi siempre en el mes de abril, y procediera a celebrar las tres primeras de estas actividades entre los habitantes que lo solicitaran concluyendo a principios de mayo.
El poblado carecía pese a haberlo solicitado en varias ocasiones, de una iglesia permanentemente dedicada al culto católico. Las ceremonias principales se celebraban en casas particulares o en almacenes. Hacia el año 1900, un matrimonio residente en la actual avenida 11 decidió buscar elementos para celebrar más adecuadamente la fecha en que el sacerdocio concluía la actividad misional en el poblado. Integraban el matrimonio Nicasio Díaz y Clara Hernández. Por iniciativa de éstos, un carpintero local, Julio Somodevilla, elaboró una cruz tallada en madera de algo más de un metro de altura.
La cruz no era un elemento nuevo en esta zona. Durante años ha sido una tradición en el campo, celebrar con flores y luces en un lugar elevado una fiesta popular conocida como la Cruz o el Palo de Mayo. La Cruz fue decorada por primera vez con pinturas y papel dorado y se adornó con rosas elaboradas por la propia Clara Hernández con escamas de pescado debidamente coloreadas.
La Cruz, a partir de la primera década del pasado siglo XX, era llevada solemnemente en una procesión que atravesaba las calles principales del pueblo hasta el local donde se realizaba el culto católico. A la procesión le seguía una misa solemne y, con este pretexto, una serie de actividades culturales y otras meramente lúdicas.
Años más tarde, al llegar la luz eléctrica, se adornó con ella una cruz que se emplazaba en la Loma de la Vigía, la cual era llevada solemnemente hasta allí. Con la participación creciente de pescadores, era costumbre que éstos compitieran por conducirla, y que la embarcación más bellamente engalanada fuera seleccionada para traer la cruz por el río hasta la ensenada, cubierta de luces y adornos.
La tradición del desfile de la Cruz por las calles se perdió durante cuatro décadas. En el año 2000 fue rescatada, gracias al esfuerzo de la dirección municipal de cultura, las organizaciones políticas y de masas y el propio pueblo santacruceño.
La Cruz es algo más que un símbolo, es parte integral de la cultura y la historia de Santa Cruz del Norte. La Cruz ha sido siempre un integrante importante del componente socio-religioso santacruceño. Aún antes de la llegada a Cuba de los españoles, como lo demuestra una célebre pictografía aborígen de la Caverna de Cinco Cuevas, descubierta por Nicasio Viñas.

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